2018

El tiempo ha pasado frente a mis ojos como un pájaro que no descansa, y se aleja, lejos de mí, donde la vista ya no alcanza.
Pero que vuelve año tras año, sin ser el mismo pájaro o es el envejecimiento que descolora las plumas, cayendo una a una, acariciando mi cara. 

Viajé en la máquina del tiempo, intentado recoger y permanecer en los recuerdos que alegraron a mi corazón, intentando encontrarme en aquellas fotos, que ya me parecen extrañas, junto a ese deseo que yo estuve persiguiendo, y que se cumplió (fugazmente). 

 Este fue un año de reencuentros y despertares agridulces.

Quiero que toques una melodía con los dedos fríos de tus manos sobre las mejillas, mientras piensas la letra que vas a cantar cuando me beses los párpados, para que yo pueda dormir. Y es que, aun con los ojos cerrados, solía escuchar tus sonrisas cuando admiraba tu voz, en la lejanía de mi inconsciencia. 

Y mi corazón lloraba cada vez que no te veía en mi cuarto al despertar, pensaba que te habías ido otra vez, dejándome como pista el olor de tu esencia impregnado en mis sábanas y en mi cuerpo. 

Y así fue. 

Poco me faltaba para romper con esta injusta sensación de perdición (ya lo hiciste tú por mí), y culpaba al destino de que todo estuviera en nuestra contra. Eso no era así. 

Me di cuenta de que vivía con rabia. 

lo dice todo #fotografiaBusqué la puerta a la libertad, y la sentí cuando el viento arremolinaba todo lo que condicionaba mi felicidad, expulsando las lágrimas convertidas en polvo de estrellas en el cielo. Dame fuerzas, pedí a mi voluntad. 

Me encontré a mi misma por las buenas y por las malas. Así que besé las heridas, proporcionándome el amor que no tuve.

No quiero estar de vuelta en un pasado en el cual ya no se puede hacer nada.

Ahora me siento mejor. Soy mejor. 


(Pinchando las palabras subrayadas os llevará a una página nueva de los textos más destacados este 2018).


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