2019

Como ya es costumbre he hecho un resumen del año seleccionando los textos que más han hecho impacto, y además de los más especiales para mí. Pulsando las palabras subrayadas os llevará a una pestaña nueva que aparecerá el texto. Este año ha sido de reflexión y entendimiento de mí misma, ¿y cuándo no lo es?

A pocos días de terminar el año me adelanto a decir que muchas cosas han cambiado, el tiempo me ha enseñado a que no puedo obligar a que todo marche bien pero sí poder amansarlo.

He podido conseguir mucho de lo que me había propuesto por el camino o que me fui obligada a enfrentar. 

En una montaña rusa estaba boca abajo muchas de las veces, regando las rosas que nunca significan nada pero que se clavan cuando lo llamamos amor.
Y sonreímos.

Los poemas se me han escapado de las canciones que me importan y que el dolor ha menguado mientras las tarareaba.

Y sueño con el momento de hacerme feliz.

Pero nunca me acuerdo que la felicidad está motivada por momentos que se esfuman cuando pestañeamos más de dos veces seguidas pero que permanecen debajo de nuestros párpados. Perdemos mucho tiempo tratando de buscar esa sonrisa que echamos de menos al vernos en el espejo cuando nada está yendo bien, mientras que hay alguien que lucha por sacarnos una carcajada. Pero de eso no nos damos cuenta.  

Este año ha estado plagado de contrastes de lucha y dejadez, oponentes que se atraen cuando después de la tormenta despierta el cansancio de las nubes por gritar tanto y escupir palabras que sólo los perros entienden. Ha habido días en los cuales me sentía una extraña perdida en un mar de gente, y otros en los que la rabia comía mi tranquilidad buscando bronca, pero siempre habrá más días. Y mientras mi cuerpo estaba encendido por el mal genio, no era consciente del frío que hacía fuera cuando se olvida la bufanda en casa y me doy cuenta de cuán frágil soy y de la necesidad de caminar más rápido para volver a casa. 

Las estancias de mi casa son como trampas mortales que te atrapan el sueño y el hambre. Al final no sé si es mejor vivir al intemperie cuando la lluvia ha dejado una plaga de charcos, hogares de ranas que salpican cuando salen de ellos y sapos que buscan ser besados, o vivir en un espacio tan cerrado como asfixiante donde residen todos mis pensamientos.  

Pero éste es solamente el preludio de lo que viene. 

Espérame.




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