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Mostrando entradas de febrero, 2017
Presentimiento incesante recorriendo por mi cuello. (Duermo con un ojo abierto.) Horrible sensación en mi estómago  que descansa boca abajo.

Sueños incompletos.

Pestañas que caen como cascadas. Suave como el terciopelo aclaré las mangas de alambre expuestas al sol. Brillante sonrisa que duerme en rotondas de segunda. Hoy duermo sola. Hoy duermo sin recuerdos. Escucho el silbido de los grillos detrás de mis orejas. Ojalá que existieras entre mis labios para poder formular un nombre, tu nombre. El agua cae, en gotas molestas, al fondo de la bañera. Vuelta y vuelta. Ojalá pudiera visualizarte en mi mente para poder reconocerte alguna vez en las grandes calles de Madrid. Los perros ladrando desconsolados, abandonados bajo la lluvia. Vuelta y vuelta. Ojalá que vistieras mis ganas de amarte, que existiera esa posibilidad. El frío mañaneo me acompañó mientras me compadecía, abrazando a las sábanas sin el consuelo de tu nombre entre mis labios.

Playa sin arena.

Imagen
Esperanza y desamor; frustración y lírica atropellada en comas retóricas, nada que ver con el desconsuelo de una alma perdida bajo la tutela del mar sin prestigio, pasado de moda en estos tiempos de clamor. El hielo que se deshace en invierno refresca a los tobillos en carne viva. Aún escuece las cuerdas apretándose a cada tirón por salvarnos de esta maldición. La marea nos atrae hasta su corazón salado aún más humano que el nuestro.  Morimos sin razón, ni consuelo, ni esperanza. No me ha dado tiempo a perder este desamor, que frustrante.