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Mostrando entradas de septiembre, 2015

La historia del problema sin resolver.

Resuelto ya el problema del alcohol y las drogas, mi sistema respiratorio vuelve a la feroz normalidad, ya no me ahogo cada vez que bebo un chupito de agua al día. Yo antes, cuando desayunaba vodka con galletas, acababa siempre tirado en el sofá como si el cansancio me volviese a pesar, y eso que dormía mis cuatro horas correspondientes. El caso es que yo ni siquiera sabía cual era el sabor del agua. Ya no recordaba que cuando tenía nueve años siempre a la hora de comer había encima de la mesa agua y pan. Eso para mí no era suficiente. Como cualquier niño de esa edad, se escapaba para pasar un rato con los amigos de siempre. Un día cuando estábamos comiendo pipas que Fran había comprado para los tres que estábamos; se nos acercó un chico más mayor que nosotros, nos sacaba dos cabezas por lo menos. Se dirigió a mi con una bolsecita blanca. Me dijo que estaba demasiado pálido en verano y que con eso me volvería la sangre a las venas. Yo claro, le miré con cara de desconfianza, pe

Yo y mis cuentos de hadas.

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Sé que llevo tiempo sin escribir, mi mente en este momento está como sobrecargándose para definir lo que estoy sintiendo ahora mismo o los pensamientos que me rondan sin cesar ( he de suponer que no soy la única a quien le ocurre este tipo de cosas). Y no es que ya no se me ocurran historias en las que cuento un poco de mi pesar, aunque tengo en el olvido las palabras que te dejan un buen sabor de boca al terminar de leerlo o releerlo una y otra vez. El caso es que me siento estúpida al escribir cursilialidades, no me gustan . Pero también se me podría ofrecer relatar un cuento para soñar pero sin princesas ni príncipes azules, no existen. (Lo siento para aquellas personas que sí lo creen). Lo cierto es que una vez me decidí a escribir un texto positivo o incluso amoroso, no es mi especialidad... Noche estrellada, miles de puntos brillantes dejaban rastro por el gran manto negro. Soplaba el viento haciendo que su piel se erizase, su cabello acariciaba su espalda estrecha; alzó la

La transparencia de sus actos.

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Cristales rotos, tu cara descompuesta reflejada en aquel lago tenebroso, los peces lamían tus dedos ensangrentados.  Abejas saltando de flor en flor, absorbían la pureza de su belleza dejándolas grisáceas y sin vida.  Olían tu perfume decadente.   Días desperdiciados , caminando en círculos cansado y arruinado en pensamientos pesándote, cayéndote al alma, hasta que la luz de aquella mano resplandeciente te ofreció dar riendas hacia el nuevo destino próspero.  Su semblante brillante y aterciopelada te hipnotizó cayendo así como una mosca en una telaraña. Sin embargo te quiso como  una madre, te amó como una amante y te traicionó como una despreciable ratera.  En tu interior esperabas tu muerte desgraciada. Y te hacías la pregunta de, ¿matar o ser asesinado? La historia estancada comienza a coger carrerilla, y  esta vez escogiste el papel del cazador de abejas, aparentemente creaste la derrota inesperada al arrinconar a tu presa principal. Saboreaste la dulzura de su mirada p