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Mostrando entradas de julio, 2016

¿Desde cuándo has dejado de vivir?

Brillan tus ojos muertos detrás de esa máscara de piel cosida con puntas de lápiz. Desenmascárate y déjanos ver tu verdadero ser. Escupes tornillos, tu lengua lame paredes a punto de derrumbarse, meadas que saben a limón. Sonríe ahora que tus manos están atadas con material de embalaje.  ¿Desde cuándo respiras tan tranquilo? Tus huesos están firmados con cuchillos de cocina. Los gritos chirriaban entre tus dientes. El fuego sólo hace cenizas las fotos, no recuerdos tatuados en la oscura memoria. Aún no eres capaz de arrepentirte; el código secreto ya no se compone de verdades sino de mentiras ingeniosas. Demuéstranos que ya no estás muerto por dentro.

Lo que quiero no lo tengo.

Ya no tengo ganas de sentirme así todos los días, mi pena arrastrándose, viéndote como mi dios capaz de callar bocas porque su fe fue correspondido ante los no creyentes. Tengo sueño y no me dejas dormir. Tengo sueños que no dejas cumplir. Y tengo mi sueño a punto de manifestarse. Llorar de alegría cuando mis músculos están deshilachados. Lo he conseguido. El aliento pesa. El tiempo ha llegado a invadirme, a hacerme creer que nunca has estado cuando siempre me has estado observando. Tener ganas de descansar cuando aún tengo más sueño. Tener te ganas de abrazar cuando casi eras inexistente. Y querer ganar a mi impulso de morir antes de que la ilusión desaparezca.

Libre interpretación (II)

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Las cortinas les regaló la intimidad necesaria en las altas horas de la mañana. Los suspiros se escuchaban, chocaban contra las sábanas sudadas. Algún canal internacional estaba perdido en la televisión, a la suficiente distancia para no ser escuchada. No existían las palabras cuando las lenguas estaban descansando en algún lugar en pleno bosque, bebiendo agua de un riachuelo y tropezándose con trampas ocultas. Siguiendo por un camino, encontrándose con unas colinas puntiagudas. Uno de ellos estaba cansado y su compañera tomó el relevo. Se sentía perdida, desorientada, alcanzó un punto alto y sólo pudo encontrarse con una curva dentellada. Un puntazo hormigueó su estómago, tomó aire, sus labios hinchados eran capaces de sonreír una y otra vez cuando sentía la explosión indescriptible. Veía la cara del otro  desde las alturas. Sólo los suspiros se oían, o quizás más cosas. 

Lluvia de mariposas.

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Nuestros ojos se iluminaron, nos encontramos en medio de un tiempo sin definir. Las ideas se concentraban en una. El deseo de que se unan nuestras almas se hace inminente, se necesita que se conecten las manos para despertar la electricidad de nuestras mentes incandescentes.  Eché de menos esa sensación de complicidad, ahora que el verano ya ha llegado, el horizonte se aclara de nuevo.  El amor no se trata hacia una persona únicamente. Esta vez, y siempre, me llevó a un universo de doble sentido, ¿dónde está mi mundo realista? Mi imaginación está ardiendo, no intentes hurgar un dedo en mi cabeza, están bullendo ideas. Ojalá las pudiera contar. Pronto.  -L.L 

Sonido grave de gargantas burbujeantes.

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Abriendo el baúl de los recuerdos... Mentira. Ya estaba abierta de par en par estos días. Toda mi vida. Déjame decirte que la simple idea de prender fuego a esa cosa se me ha pasado por la cabeza miles de veces, y ahí está la conciencia para detenerme. Olvidé que ahí se encontraba mis momentos felices, pero con las piedras carbonizadas que se iban apilando, se convirtió en una masa de negrura y escarcha que ha crecido con los años perezosos y a la vez relampagueantes.  Hoy hablaré del agujero negro, el culpable de que absorbiera tantas moscas y serpientes, tantos sentimientos venenosos que se instalaron en mi corazón, pero aparte de eso, lo suavizaba las colchas de algodón con aroma a suavizante que por lo menos deshacía esos granitos de hielo.  No hay más que decir que no haya dicho ya. La puesta de sol embellece el panorama, típica escena enternecedora, como si hubiera un final feliz después. Y la hay a veces, pero no en mi caso. Es solo que da comienzo al siguiente acto: el ma

Pasado simple.

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Evitó el contacto visual. Evité respirar por alguien. Compré un bote gigante de helado, esperando el trágico final. Compró la cuchara para mí. Seguí mi camino hacia mi casa por el camino más largo. Siguió esperándome con las manos entrelazadas. Era hora de la verdad. Era hora del final. Quiso pedir disculpas por miles de estupideces y yo quise que se quedara para terminar el helado juntos. Se derritió antes de probarlo. Señal de que se fuera. Señal de que no hace falta decir un adiós si ya ha desaparecido.  Vacié su rastro en mi alma. Vació mi rastro. 

Sí, es real.

¿Sabes ahora cuál es mi problema? Siento una ansiedad que golpea mi pecho, un temor, una desconfianza se está apoderando de mi. ¿Esto es real? Es que de la forma en que lo veo parece una trampa para ratas. Me levanto de golpe del sillón y se me nubla la vista, el mareo circula por todo mi cuerpo, y ahora esa sensación no desaparece. Y sé la razón. Mi remedio es olvidarte y creo que cada día que pasa hay una parte de ti que se va diluyendo en mis recuerdos porque ya no hay comunicación entre nosotros. Odio sentirme así.. Y odio más que no te des cuenta de ello.

13/07/15

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Nunca es tarde para dedicar unas palabras. A veces no he sido del todo sincera. Llegado a un año al descubierto, hoy cumple ese día de felicitaciones, y no, no es mi cumpleaños. Es cierto que el sufrimiento es determinante en este blog pero es como si fuera mi firma. No quiero extenderme mucho, las historias se amontonan y he escrito cada una de ellas poco a poco de manera disimulada. La tarta aún no estará completa ni con los datos que diré hoy. La primera vez que me preguntaron el cómo puedo escribir tanto, cómo me pueden venir tantas ideas... Es una cosa difícil o fácil de responder, pero al final acabo diciendo: no sé, me viene a la cabeza y lo escribo. Hay veces que deseo escribir y no me vienen las ideas, tengo que estrujar mi mente; pero para sanar ese mal, lo que hago es mirar objetos, sentir los olores y sabores, pensar en amoríos perdidos. Siempre me funciona. Sin embargo, el hecho de que siempre haya escrito es por un factor que me ha empujado a tener una serie de

Un poco más.

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Empecé escribiendo en 2013.He cogido mi primer cuaderno de textos, lo he leído y es que escribía de una manera tan oscura... Creo que ni siquiera puedo superarlo ahora (se nota que fue el peor año de mi vida). Mostraré algunos (también se notará que son los primeros..) La verdad es que no ponía títulos a ninguno de ellos, sólo los enumeraba. 1. ¿Y por qué sigo esperando? ¿es que acaso merece la pena? Depende. El tiempo viene como si se va. Llegará el momento en el que muera y lo que esperaba con tanta ansia aún no haya aparecido por esa puerta que nunca puse cierre, con el temor de que viniese, no pudiese entrar y le  diese vergüenza llamar al timbre. Por eso tengo que irme. Irme a donde mis inspiraciones crezcan, donde la piel se me erice, donde sé que ahí estará lo que estaba esperando siempre. Si me quedo sentada enfrente de la televisión, simulando estar viéndola cuando en realidad está apagada. Inútil. Inútil es quedarme ahí sin hacer nada, esperando com
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Una vez supe que esto me pertenecía, cantarte la primera vez era vergonzoso, el resultado de aquello fue que se convirtiera en mi vocación. Que pena que ya no pertenezcas al banco de ideas. Han pasado tres años y aún te veo por las calles y no, no es mi imaginación la que está jugando conmigo tan cruelmente si no que aparte de tu presencia, arrastrabas contigo ese perfume característico pero común en lo hombres. Por una vez te dedico esto (es lo menos que puedo hacer) aunque esto no signifique que me sienta culpable si no que surgiste en mi mente al escuchar tu nombre en boca de un desconocido como la primera vez que lo escuché. No hay sentimientos, sólo somos dos extraños de nuevo.

Historia corta.

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Un recuerdo más. Esta vez algo más reciente. Meses atrás alguien me contó su historia imposible, me quedé algo impresionada y no sabía el por qué si yo vivía en cuentos absurdos. Estaba tan ilusionado que se lo relató a una desconocida. Una canción sonó en la estancia, el mensaje era claro, el cantante expresaba su amor a través de versos cortos. En ese momento le escuché cantar a pleno pulmón aquella canción, sabía que se lo había dedicado  ella. Ojalá que ella hubiese alcanzado a escucharlo. Sinceramente hice lo mismo como el resto de gente que había a nuestro alrededor. Supongo que todos tenemos amores imposibles.

Noche, querida.

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En días como este, el tiempo no se decide si hoy brillar o llorar. Las noches son las que más me consuelan, con su silencio me tranquiliza o incluso hacemos terapia juntas, contándola mis platos rotos del día y cómo me cortaba las manos al recogerlos. Soy demasiado imprudente como para hacerlo con escoba y recogedor. Al final lo que hacía era limpiarme las manos, el jabón se colaba en las heridas recientes como astillas. Y de qué me servía, las costras hacían su  función pero yo me las arrancaba para ver brotar de nuevo la sangre. Entonces las noches se hacían insoportablemente largas. Ese era su castigo ¿no? Aún no he aprendido la lección.

Quitarse la vida voluntariamente.

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No pierdas el tiempo en mirar atrás, la sombra te persigue. Te aventuras a una carrera sin meta. ¿Te atreves a lanzarte al vacío? Esto no estaba planeado, cambiar el guión en el último momento. ¿Por qué huyes? Sabes que caerás con el peso de una especie muerta. Dijiste que se arreglaría como un collar de perlas, se pueden volver a reunir todas en un mismo hilo, pero siempre habrá alguna debajo de la cama, el armario o entre los zapatos. Aquí, dónde nada permanece, involucrarse en una investigación es casi imposible salir vivo de las hazañas de los muertos vivientes. Aquellos que salen de sus tumbas en pleno día para saludarte con una sonrisa casi sin dientes. ¿Estás dispuesto a sufrir? La tierra acaba donde el infierno comienza, abrasándote los pies por el sendero de piedras carbonizadas, el olor a quemado alimenta a los lobos feriantes sin pelo. Han caído demasiados, los ríos rizados de sangre dan la bienvenida a la extinción del hombre. El deseo de desaparecer se hace in
Suplica de nuevo a las nubes, se están resistiendo a llorar como tú. Huyen como el viento que se arremolina en un desierto formando tormentas de arena. Estás haciendo tiempo a que llegue la ventisca, pero aún no te has percatado de que ya te está arroyando hacia alguna alcantarilla. Tus sentidos se mezclan en una batidora y el resultado es un sabor a potaje. ¿Es que estás perdido? Se hace evidente que las señales fallan.