Suplica de nuevo a las nubes, se están resistiendo a llorar como tú. Huyen como el viento que se arremolina en un desierto formando tormentas de arena.

Estás haciendo tiempo a que llegue la ventisca, pero aún no te has percatado de que ya te está arroyando hacia alguna alcantarilla.

Tus sentidos se mezclan en una batidora y el resultado es un sabor a potaje.

¿Es que estás perdido?

Se hace evidente que las señales fallan.

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