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Mostrando entradas de marzo, 2016

Conciencia.

Antes de acabar con el día de hoy (el cansancio pasa factura) tenía ganas de expresar mi eterno recordar. He de avisar que no tendrá sentido ¿o sí? La amnesia aún no ha llamado por la puerta, pero mientras tanto, las tijeras rajaban botellas de plástico, (las decapitaba), dándole forma de jarrón. Esas curvas de escándalo hacía crecer la envidia en ojos extranjeros. Medidas perfectas y de su nombre no te podrías olvidar; ese código tatuado en sus culos daban ganas de lamerlo cuando las gotas de la bebida se desparramaban y recorrían por su cuerpo al agitarlo. Una vez intenté simular una con arcilla. Posaba para mi, mi vista se perdía en los bordes de su boca. Me tentaba a más no poder. No, nunca la imagen de la piedra atizandome la cabeza hizo posible olvidarla. El dolor se hacía inminente en mi pecho y más se agravaba cuanto más subía la montaña. Llámalo falta de oxígeno, yo lo denomino vacío. Para qué rodear la estúpida montaña si quería subir a lo más alto. Abusar de mi p

Cuánto tiempo.

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Muchos intentos de satisfacer mi vista al leer estas cortas líneas; algunos tirados a la basura y otros escupidos sin más miramientos. Si algo me desagrada ¿para qué lo creo? Ni siquiera este abrigo me resguardaba de la lluvia propagada por la incertidumbre y el malestar de mi pobre estómago ¿Remordimientos? No. Esos ladridos solitarios y entristecidos perturbaban al atravesar por mi ventana, percantándome yo de que lo habían abandonado en el interior de un baño ajeno al mío, encerrado y llorando por su amo. El perro no tenía la culpa de ser acogido por un señor que no le tiene compasión ¡Y entonces por qué le acoge! Pobre de él y pobre de mi que le escuchaba todas las noches cuando intentaba dormir como una egoísta que no tiene corazón. Pero si lo tenía. Tan blanco como mi palidez que se asomaba por mis antebrazos cuando me subía las mangas arrugándolas. Me hubiera contentado si tan solo fuera una lector más, pero una mente humana como la mía comete este tipo de fechorías. N

El extraño de las notas (II).

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(Atención. Si no has leído la primera parte no entenderás la a continuación, o quizás sí, pero no te hagas spoiler. La primera parte está justo debajo de esta entrada.) El follón de la calle no acallaba las preguntas que se atropellaban unas con otras dentro de su cabeza. El bus ya había llegado, parpadeó unas cuantas veces al ver una cola inmensa que esperaba para entrar dentro del mismo autobús. ¿De dónde ha surgido tanta gente? En su mente se debatía sobre quién había muerto, sinceramente ella dudaba, a lo mejor le había tocado el cartero. Pero es que no he sabido nada de él durante días. Puede que haya sido él. Al pensar en ello, sintió que su corazón se rompía en mil pedazos. No se imaginaba una vida sin él. Sacudió la cabeza, se encontraba de pie, sujetada en uno de los barrotes de seguridad aunque estaba acorralada entre gente enganchada al móvil. Ahora mismo se sentía como  una estúpida al no llamar inmediatamente a su madre, y así lo hizo. Sonó varias veces y cas

El extraño de las notas.(I)

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Cuando los días se hacen eternos, nada se le puede hacer para detener al aburrimiento transformado en dolor de cabeza y la ropa asfixiándote al estar metido en la cama para intentar dormir un poco más de la cuenta. Y así continuamente. Este es mi remedio. Una de mis historietas os voy a contar. (Sinceramente es improvisado). Una nota colgada en la nevera, un beso y un cuídate. Ella miraba a través de la ventana agrietada. Se debería cambiar, no aguantará la próxima tormenta. El sol no había salido, aún así los pájaros, tan madrugadores como ella, ya estaban cantando a primera hora de la mañana. Una historia aburrida que cuenta una vida sin encanto, eso pensaba ella cuando al llegar al metro se encontró con otra nota colgada en uno de los asientos dentro de un vagón. Un beso y cuídate. No, no era la misma letra. El aroma a café procedente de los alientos amargos, adormecían sus párpados; esas ojeras negruzcas no se ocultaban ni con maquillaje caro. El sueño fue leve, un par
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Ríos de sangre, mis venas abiertas y tú tan alegre. Hojas empapadas de vieja tinta. Aparcado el libro de mi vida.

Nada.

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Ojos llorosos. ¿Tristeza? ¿Felicidad? No, no pasa nada. Y cuando la flor, marchita a punto estaba, fue pisada. No tenía tiempo, el campo infestado estaba de abejas asesinadas. El silencio se columpiaba entre molinos  de viento abandonados. Y los pájaros agonizando estaban cuando la vida  se desvanecía. Y el sol se enfriaba dejándonos en la eterna oscuridad.

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Bocas cosidas; el hilo se pudre en los labios partidos; palabras cortas, innecesarias, salen de ellos como cuchillas intentado rajar telas, pieles sin explorar. Mírame, no soy como ellos. No me mates, no soy como ellos. Atada me tenéis, con un saco en la cabeza oliendo a patatas rancias con gusanos. El pelo se empobrece convirtiéndose en ceniza. La sangre seca me provoca un picor insoportable; me clavo las uñas en las palmas de las manos para aguantar esta agonía interminable. Nadie cambiará mi parecer, olvidaos de que perdone a mis enemigos, ellos mismos se cavaron su tumba, pero antes la mía que suya, tristemente. Me moriré con este resfriado, de camino estoy por el sendero de la luz. Pero más brillante aún, son las almas sobrevivientes de bocas cosidas con sacos en la cabeza. Vivir de la ignorancia... Depende de qué ignorancia. (Ellos no saben que les estaba escuchando, que aunque no vea, no pueda hablar ni escribir, me di perfectamente cuenta de ello, de que eran unos m

El chico del aguardiente.

Que perdure, que perdure la fiesta, que aquí a nadie se le echa de menos; entre bailes y estrellas del clarinete, tu me observas desde la barra bebiendo un aguardiente. Las risas resuenan en la estancia, ecos sonoros retumban nuestros pechos agitados; la excitación del momento entre cuerpos danzando. Mi falda se eleva dado vueltas, y a cada una que daba, te veía a cámara lenta acercándote. Los colores se mezclaban, el olor a alcohol se me subía como hormigas trepando hasta llegar a mi cerebro. Dejé de dar vueltas por mi bien, mas no quisiera ensuciarte esos zapatos de marca. No me obligues a mirarte, no quisiera quitarte esa sonrisa de la cara, que mi rostro está manchado con maquillaje corrido. Susurrar palabras a mi oído no es la mejor opción, y al parecer te diste cuenta. Llevarme al baño como a una cualquiera, eso querías. Repetirme el recital absurdo de antes y como tonta acepté. Yo me preguntaba qué estaba haciendo aquí, en este sitio tan oscuro y frío. Aún podía reconoc

Maldita filosofía.

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Que magnífico desastre, mas aún si pertenezco al grupo de los incomprendidos. Hallándome en el fondo de la bañera sin desagüe, el color negruzco del agua estancada teñía mi piel sin tono a definir. La unión del cuerpo y alma hacía una mala combinación; mi mente y mi instintos irracionales me hacían pasar por una mala jugada. Espero que no sea verdad el eterno retorno. Aguantando el oxígeno en mis pulmones amoratados, mi conciencia está sobre explotando a mi inconsciente, sin embargo, mi cuerpo no responde. No quiero volver a reencarnarme, el mundo está arruinado y decadente. Tampoco soy libre mientras en este cuerpo ahogado esté, porque estoy determinada a morir y esa es la única verdad, la única realidad que es innegable. Que pena que no haya podido llegar a ser una sabia, el inalcanzable autodominio me caracterizaba bien mucho, y sin eso no soy independiente, no llegaría nunca a la felicidad. Triste es que existiera el cielo y el infierno, porque ciertamente, mi camino me