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Mostrando entradas de septiembre, 2020

Reflejos III

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Cuando las nubes tapan el sol agradecemos esos segundos de sombra en pleno verano, si fuese en invierno ya sería otra cosa. Cuando los cuchillos vuelan, dependiendo de quién los lance y a quién se los clave la cosa cambia.  Si estuviésemos en la cúspide de una pirámide de cristal, podríamos apreciar las diferentes perspectivas de una misma historia, saber sus luces y sombras, siendo los testigos perfectos y ocultos. Sin embargo, no siempre podemos ser los perfectos testigos, ni siquiera en nuestra propia historia.  Escogemos caminos por intuición hasta que encontramos el vértice que da luz o sombra, y la confianza juega su papel de duelista, luchando contra la verdad y su versión distorsionada. 

Reflejos II

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Cruzando a través del umbral de una puerta, esta me transporta directamente hacia el futuro. Los edificios acristalados de las grandes ciudades, se habían extendido hasta conquistar los pueblos más recónditos de España y, tal vez, hasta conquistar el resto del mundo. Vivíamos entre reflejos, observados por quienes caminan y hacen su vida en las abarrotadas calles, y los que están dentro de esos mismos edificios sin atreverse a exponer sus vidas. Pero no se puede vivir eternamente encerrados en una cúpula de cristal rectangular. Entonces nos fijábamos en las apariencias más que nunca. Lo que veíamos lo copiábamos por simple moda y dejábamos que nuestro ser desapareciese un poco más deprisa.  Los rayos del sol chocan contra los espejos y se multiplican instantáneamente por un millón, rebotando de un sitio a otro sin control.  ¿Será así el futuro realmente?  El futuro es hoy.

Reflejos

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Me miro al espejo, pero mi vista se concentra en los azulejos del fondo, verdes claro, el mismo color de la hierba a punto de secarse, estado previo al amarillo paja.  Dentro de un probador de cualquier tienda de ropa, dos espejos enfrentándose. Me miro. Mi cuerpo se multiplica en mil, recortándose al final, donde el efecto óptico no alcanza, pero no me miro a mi, sino a los miles de cuerpos que pretenden salir del efecto multiplicador y ser libres. Saco un espejo de bolsillo del bolso y me miro, me concentro en peinarme porque mi pelo es rebelde y no se deja dominar por la gomina.  Cualquier reflejo de mi misma hace que me fije en los pequeños detalles pero nunca me miro a los ojos, las pequeñas o grandes imperfecciones hace que arrastre mis ojos hacia ellas y no me fije en el todo.  Al final las inseguridades ganan peso.