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Mostrando entradas de julio, 2015

Una realidad más.

No te creas que me he olvidado de puntualizar lo que hay dentro de mi cabeza aquí. Lo cierto es que a veces lo que siento es inexpresivo como la cara de un muerto,y otras veces lo puedo describir tan bien como el sabor de la sangre. Últimamente la decepción se ha instalado conmigo en esta habitación penumbrosa, podría decir que las personas son irreales o falsos, como aquel que dice que nunca te hará daño o aquel extraño que dijo que puedes confiar en él, aunque creo que esto último lo harías solo porque te ofrece lo que otros no son capaces, pero estás tan perdido en la tristeza que te sucumbe que dirías que sí aunque eso significara olvidar todo lo que una vez sentiste como la complicidad, el deseo o la tristeza, con tal de sentirte bien contigo mismo. La verdad de esta nota es tan expresiva como las cicatrices marcadas en unos brazos indefensos. No tiene nada de especial, solo lo dejé ir como tantas otras cosas que aún sigo sin olvidar.

La diferencia entre estar dormido y despierto.

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Pobres de los supersticiosos a quienes se les cae unos finos granos de sal, y morirán en la mala suerte; no les culpes por su torpeza natural e inevitable. Aunque ese fallo les despierta para siete largos años un destino que no eligieron ellos mismos. Viven tan a la desesperada que el tiempo se pasó como la cuenta de tres, y siguió cayendo los segundos, los minutos, las horas y los años como cada grano que se derramó en el suelo de granito recién colocado. Añoraban vivir despreocupados ante lo que le venían de frente; y aquellos divertinos observaban a los seres cargados de depresión con pena y extrañeza. Esos divertinos disfrutaban de la noche y dormían hasta pasadas horas de la tarde. Caminaban como si no fuesen conscientes de ello; confundían los colores, confundían entre el bien y el mal, hasta los sabores. Por eso, los pobres supersticiosos divertinos se culpaban ellos mismos de su mala suerte al ver que en realidad lo que habían derramado era el azúcar y no la sal.

La noche, un nuevo día.

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Se dice que cuando el sol se oculta detrás de lo desconocido, aparece la sombra que tanto temen los amantes del día, de la compañía y lo que trae consigo. Por eso dejaban que los fantasmas del ayer surjan entre la tierra quemada y el ambiente impregnado de azufre. Mientras la noche relampagueaba, los hombres vivientes, tan fornidos y prepotentes, se tapaban bajo las sábanas que se les pegaba a la piel sudorosa; esperaban angustiosos a que el sol saliese entre la tiniebla y el hedor. Hoy en día siguen esperando; agazapados en sus camas recubiertas de polillas absorbiendo el jugo de la carne derretida; a un sol brillante que nunca apareció entre las sombras del ayer, del hoy. Porque la noche, donde viven los amantes de la soledad, silencio y sinceridad, que reflejaba ese mismo pasatiempo que otros ven con ojos de porcelana. Entonces la noche del mañana formó el nuevo día.

"Estúpida yo y estúpida mi inocencia."

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Hubo en varias ocasiones en las que creí ser libre, no, más que eso, en las que creí ser feliz, pero ya ves que gran ilusión la mía. También fue una ilusión verte en cada esquina de esta casa desnuda. Solo me encerré ante aquella oportunidad de sobrevivir, aunque  nade entre mentiras insólitas y sangrientas. Estúpida yo y estúpida mi inocencia. Mientras, mis oídos se llenan de gritos que no son míos, yo solo me tapo la boca para no escupir más veneno.  No merezco que me leas pero no puedo resistir esta presión que está reventando mis huesos. Una vez pensé en huir, huir tan lejos para que los recuerdos se esfumasen,tanto los tuyos como los míos, pero ya veo que estoy atada aquí, a esta pesadilla . Ojalá lo pudieras escuchar entero.

Historia desenterrada.

Traigo de lo más profundo de la materia los huesos desenterrados que una vez estuvieron cubiertos de carne; carne como otra cualquiera. En aquellos tiempos la apariencia lo era todo pero la suya era transparente como el agua aunque frágil como el cristal de las copas de vino que se acumulaban en la mesa redonda de mármol. Unos ojos expertos se dieron cuenta de ello y se acercó a ella para invitarla a un baile sereno, impregnado de palabras ocultas de las que salía por la boca del hombre maduro. Él observaba crítico y ella ingenua cantaba alegre al son de la canción. Dieron vueltas y vueltas hasta llegar al balcón, la sujetó de las caderas y la puso contra la barandilla, ella sospechó ligeramente y él riendo forzosamente hizo desaparecer la barandilla para dejar caer a la muchacha frágil y transparente. Vio pasar la cinta de su corta vida sin llegar a comprender aún el por qué la hicieron aquello. Pero no quiero remover más la historia, donde se quedó ahí se quedará.

Un paso más cerca.

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Mil mundos paralelos, incluso sin descubrir aún, y yo reteniendo el vómito que se instalaba en mi boca cada mañana de este infierno llamada vida. Y esos días tempranos me hundía hasta llegar al fondo de la bañera con la débil esperanza de curarme de esta amargura, y cuando los pulmones no daban más de sí, y vaya pena que mi cuerpo me impulse de nuevo a la superficie y vuelva de nuevo a respirar el aire contaminada del sobre peso del humo del tabaco ahogado en ceniza y revivido para salvar un poco de calma perdida en alguna factura sin pagar.  Encender el radio-casete y que el mismo disco suene cada vez que quiera aplacar mis lágrimas llenas de odio. Y cuando suene el número 10 para pasar a la siguiente canción para no confundirme más de lo que mi cabeza ya planea.  Dormir con un ojo abierto por si intentaba hacer alguna estupidez alarmante, levantarme unas y tantas veces a beber alcohol sin preguntar a mi hígado si sobrevivirá una noche más y caer rendida en el sofá desastroso. A

Flores en el olvido.

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Una verdadera flor muestra sus espinas, cada pétalo cuenta para cubrir su belleza desigual como toda alma rota y solitaria que vaga por el espacio atronador de falsas afirmaciones. Y esas pobres flores puras se mecían con el viento que causaban los molinillos de campo, se entrelazaban unas con otras para que no saliesen disparadas hacia el destino repleto de sombras dañinas que secan los pétalos coloridos. Y lograron resistir esa continua ventolera. Un día como otro cualquiera, sus esperanzas se vieron arrancadas, sufrieron el reto del amor y  las desfloraron una a una sin importar que cada lágrima de rocío caía. El oído sordo no escuchaba las súplicas de esas flores deshechas por completo, pero lo que tanto temían salió a la luz, descubriendo así su capullo, descubriendo así su frágil y destruido corazón como las de esas almas viajeras.

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Ya no hace falta derramar sangre en la moqueta marrón, ni gritar por cosas que ni valen agua estancada. Mi entendimiento sobre el mundo pierde el sentido, solo quiero que el  viento me arrastre y que me precipite como el bolígrafo que rueda por la mesa y se cae por fuerza de la gravedad, pero al fin y al cabo no recibe daño aparente, pero eso que más dará, el ojo humano no es capaz de apreciarlo a simple vista. Tampoco hace falta lavar de nuevo esa tela que una vez fue blanca y combinaba con mis sábanas de dragones, y como deseé incendiar mi apariencia una y otra vez.

Viajes inhóspitos.

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Perdí el contacto con mi consciencia, ya no puedo ver el cielo que cubría mi cabeza, un cielo cubierto por miles de puntitos plateados. Caí en el césped recién cortado, su olor se insertaba en mis fosas nasales, mi mente ya viajaba hacia lo desconocido, hacia lo nunca visto. Me dijiste una y tantas veces que querías venir conmigo hacia aquel destino tan apetecible pero te daba miedo el medio que querías escoger. Yo, desesperada, deseaba irme ya, pero me retuviste con palabras soñadoras, me pintaste un paisaje lleno de esperanza. Cerré los ojos, mi trayecto estaba a punto de empezar, mi sueño por fin se iba hacer realidad pero una pizca de temor entró en contacto con mi piel, agarré el césped inconscientemente.  Incluso en mi mente flotante te introduces sin querer, el eco de tu voz resuena en mis oídos, formabas las mismas frases que me decías en noches desoladoras cuando yo quería desaparecer ( y estoy en ello). Supongo que tengo que decirte gracias de nuevo. El grito de mi al

Saber un poco de mí.

Supongo que las letras siempre estuvieron ahí cuando las palabras se habían clavado en mi garganta sin poder salir entre estos labios finos. Di un paso adelante para escribirlo a todo tipo de público pero no puedo negar que lo que yo escribo sea triste, doloroso porque eso es lo que me determina en estos tiempos, en esta etapa por la cual todos hemos pasado y pasarán.  Me gusta retocar mis frases con un cierto misterio, encanto de mi imaginación porque lo que hago yo no es del todo real o puede que sí. Leer entre líneas siempre se descubrirá el verdadero mensaje que expreso.  Esto me alivia en cierto modo, es mejor soltarlo antes que mantenerlo dentro hasta reventar, por eso hago esto.  Hice un intento para crear versos pero me di cuenta al instante que no era lo mío, soy una cuenta cuentos que no cambia de parecer.