Conciencia.

Antes de acabar con el día de hoy (el cansancio pasa factura) tenía ganas de expresar mi eterno recordar.

He de avisar que no tendrá sentido ¿o sí?

La amnesia aún no ha llamado por la puerta, pero mientras tanto, las tijeras rajaban botellas de plástico, (las decapitaba), dándole forma de jarrón. Esas curvas de escándalo hacía crecer la envidia en ojos extranjeros. Medidas perfectas y de su nombre no te podrías olvidar; ese código tatuado en sus culos daban ganas de lamerlo cuando las gotas de la bebida se desparramaban y recorrían por su cuerpo al agitarlo.

Una vez intenté simular una con arcilla. Posaba para mi, mi vista se perdía en los bordes de su boca. Me tentaba a más no poder.

No, nunca la imagen de la piedra atizandome la cabeza hizo posible olvidarla.

El dolor se hacía inminente en mi pecho y más se agravaba cuanto más subía la montaña. Llámalo falta de oxígeno, yo lo denomino vacío.

Para qué rodear la estúpida montaña si quería subir a lo más alto. Abusar de mi propia confianza hizo posible el desmayo de uno mismo o la muerte incluso (es más de lo segundo).

Baj, la conciencia bendita cómo te maldigo ¿por qué no me dejas ser libre?

Rocas desprendiéndose, caían a un mismo objetivo.

Que liviano  podrían ser los errores ¿eh?

Ríete que la amnesia no ha podido con mi conciencia.

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