Una vez supe que esto me pertenecía, cantarte la primera vez era vergonzoso, el resultado de aquello fue que se convirtiera en mi vocación. Que pena que ya no pertenezcas al banco de ideas.

Han pasado tres años y aún te veo por las calles y no, no es mi imaginación la que está jugando conmigo tan cruelmente si no que aparte de tu presencia, arrastrabas contigo ese perfume característico pero común en lo hombres.

Por una vez te dedico esto (es lo menos que puedo hacer) aunque esto no signifique que me sienta culpable si no que surgiste en mi mente al escuchar tu nombre en boca de un desconocido como la primera vez que lo escuché.

No hay sentimientos, sólo somos dos extraños de nuevo.



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