Este es solo el final.

  Escribo porque la voz se me queda corta. Quiero contarte tantas cosas que no me das tiempo, y siento que si muero, viviría como un fantasma, incapaz de descansar en paz.

  Quiero que me escuches entonces, porque ya veo que es así la única manera de retenerte entre mis brazos. Pero me estoy dando cuenta de que el significado de las palabras dejan de tener sentido cuando nuestras miradas coinciden. 

  Déjame contagiarme por el romanticismo por una vez. 

  Ahora no me apetece pensar, solamente nadar en el océano de tus iris y escuchar tu respiración en mi boca, porque cada vez que tu lengua choca contra mis dientes, llamándome, me doy cuenta de que bebes mis pensamientos. 

  Pero esta vez la suerte no me acompañará, el mal augurio no se disipa todavía, el intenso calor de la primavera no la evapora como lo hace con las lágrimas de rocío de las flores, sino que una nueva tempestad carga contra mis deseos de tener esperanza. ¿Y para qué tenerla en el bolsillo? ¿A caso me protege? 

  Cada vez que te veo me cuesta más leerte. Ya no sé de qué pie cojeas y me haces dudar. Son miles de caras que disfrazan tu verdadero sentir y ser. Debería estar maravillada por descubrir cada parte de tu ser. Pero parece que nunca me has mostrado tus verdaderas intenciones. 

  Cuando recuerdo los colores del atardecer me trae nostalgia; el lazo invisible se deshace a medida que el sol baja hasta que el frío de la noche saluda; es entonces cuando deseo dormir para ahogar recuerdos que duelen y crispan mi ser.
Permalien de l'image intégrée Y quién diría que serías mi musa durante tantos años desde que te conocí. Tenía una necesidad de escribir para recordarte mientras no podíamos vernos, era una mera manera de poder sobrevivir al mono de no tenerte. Y ojalá despertarme por una llamada tuya creyendo que es de noche, pero solo sería un sueño idílico. Ojalá escuchar tu voz y tu risa cuando descubras que dormía porque me gusta y no porque fuera de noche, y que me llames vaga. Y aún mejor: ojalá que digas que mueva el culo porque me estás esperando fuera. 

  Me apetece escucharte mientras rías porque cuando los silencios surjan el miedo crecerá en mi ser. 

  En cambio, el olor de tu perfume estancado en el cuello de mi camisa, los sueños recurrentes dañados a la mañana siguiente, las marcas invisibles de tus dedos en las paredes de mi casa, el vacío que se siente cuando se vive sin muebles, que al menos se rellenaba con el eco de su voz, encarcela a mi corazón en una pesadilla que se ha vuelto realidad y que el mal augurio no fue una simple nube pasajera.

  Pero siempre quedarán las canciones que nos representan, y las que utilicé como mensajes para crearte sensaciones. 
  
  Supongo que quedaron en el aire. 

  Hoy desearía que estuvieses aquí, el dolor vuelve en forma de latigazos en mi espalda. Siento miedo por la fragilidad de mi cuerpo y de mi mente. ¿Por qué estás en mi cabeza ahora más que nunca? Me jode que los eventos relacionados a tu llegada se hayan grabado en mi memoria. 

¿Cuándo seré más yo y menos de ti?


Esta canción te la dedico. 


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