Yo y mis cuentos de hadas.

Sé que llevo tiempo sin escribir, mi mente en este momento está como sobrecargándose para definir lo que estoy sintiendo ahora mismo o los pensamientos que me rondan sin cesar ( he de suponer que no soy la única a quien le ocurre este tipo de cosas). Y no es que ya no se me ocurran historias en las que cuento un poco de mi pesar, aunque tengo en el olvido las palabras que te dejan un buen sabor de boca al terminar de leerlo o releerlo una y otra vez.

El caso es que me siento estúpida al escribir cursilialidades, no me gustan. Pero también se me podría ofrecer relatar un cuento para soñar pero sin princesas ni príncipes azules, no existen. (Lo siento para aquellas personas que sí lo creen).
Lo cierto es que una vez me decidí a escribir un texto positivo o incluso amoroso, no es mi especialidad...

Noche estrellada, miles de puntos brillantes dejaban rastro por el gran manto negro. Soplaba el viento haciendo que su piel se erizase, su cabello acariciaba su espalda estrecha; alzó la mano intentando tocar con la punta de sus dedos aquellas perlas preciosas, se sentía desgraciada al no poder estar más cerca de ellas, solo soñaba con ello, era lo único que podía hacer.

La soledad se hizo amiga suya pero ella apreciaba de verdad su lazo, atrapada en aquella jaula de hierro forjado por un herrero bien empleado que la visitaba en secreto, observaba como dormía en su lecho a pie del suelo dibujando su rostro sereno. 

El hombre guardó la hoja junto las demás que se atrevió retratar sus finos gestos, se dio cuenta de que admiraba su belleza inusual hasta tal punto que llego a considerarse un acosador hacia la pobre dama de viejos harapos. El soñó en hacerla la reina de su castillo sin construir y se percató de su error al encerrar a aquella mujer aunque el no sabía que lo iba hacer para aquel propósito, solo hacía su trabajo.

Otra noche como la anterior esta vez ella se fijó en el hombre que se acercaba a los barrotes, gritó el perdón que se merecía dejando los pulmones en carne viva. Por una vez dejó las lágrimas brotar por sus pálidas mejillas hasta saborearlas.

Se le rompió el corazón al ver aquella escena sin poder salvarla.

Declaró que la amaba. 

-¿ Amar a una desdichada como yo? Atrapada entre estos amargos barrotes que me separan de ti y del resto del mundo. Deberías olvidarme y no escuchar esos sentimientos traicioneros.

Sus palabras teñidas de tristeza llegaron como un susurro.

- Estoy seguro que puedo vivir con estos sentimientos, incluso podría quedarme justamente aquí, observándote, hablarte de la belleza del amor...

Ella aceptó su locura pues nunca había escuchado sobre el amor, ¿acaso había escuchado las especialidades del mundo es capaz de hacer? Solo podía apreciar el relampagueo de su sangre vibrar en su venas nuevamente.

Y esque la luna incluso se mordía los labios de envidia al vislumbrar su amor palpable.

Rieron y se hicieron felices al unísono, hasta la hora de queda.

 Aunque esta historia  aún no está acabada.

Aún no.


Suena a cuento de hadas, tristemente lo parece aunque quería hacerlo especial.

La distancia no significa nada si no se olvidan los recuerdos que aún recorren nuestra mente entristecida. 

No te olvides de mí. 

- J. El Sabio.


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