En nuestra contra.

Cántame mientras aún te quede voz en las cuerdas.
Acaríciame mientras aún tengas sensibilidad en las palmas.
Mírame mientras que las luz nos permita distinguirnos entre las sábanas.

Porque mis huesos se están convirtiendo en polvo.
Porque los granos de arena caen sin espera.
Porque la ventisca se está cerniendo sobre la ventana.





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