09/03/18

El viento se llevaba las hojas que sepultaban a la primavera, ahora parece que los músculos se relajan después de meses encerrados en su propia jaula de piel y rejas.
Consciencia despierta, los pinchazos de las agujetas se clavan hasta el hueso. ¿Pero eso qué importaba?
El sol bañaba los rostros entristecidos, el ánimo cambiaba, las ganas de correr saltaban sobre los corazones desbocados. Ansias de libertad.
Aspiraciones que llenaban con gracia los pulmones, alimentando las fuerzas. Sintiendo el aire sin tocarlo, atrapando el agua, exprimiendo la tierra entre las manos agarrotadas. 

¿Hasta cuándo?

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