Me faltan días.

Son cosas sin importancia que no se cuentan pero que están ahí:

Despierto pensando que el frío de la mañana se ha retrasado otro día más.
Despierto con el sueño pegado en los párpados y el cansancio en los huesos.
Despierto en las altas horas de la madrugada sudando estrés por la pesadilla que recorre la habitación de mi mente deprisa y aterradora.
Despierto con la sensación de un beso invisible en los labios.
Despierto a veces con el hambre rascando las paredes de mi estómago.
Despierto con los dedos fríos fuera de la cama.
Despierto con las ganas de empezar un nuevo día.
Despierto a veces con la sensación de desorientación espacio-temporal.
Despierto con el tiempo despidiéndose de mí.



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