Este es solo el final.
Escribo porque la voz se me queda corta. Quiero contarte tantas cosas que no me das tiempo, y siento que si muero, viviría como un fantasma, incapaz de descansar en paz. Quiero que me escuches entonces, porque ya veo que es así la única manera de retenerte entre mis brazos. Pero me estoy dando cuenta de que el significado de las palabras dejan de tener sentido cuando nuestras miradas coinciden. Déjame contagiarme por el romanticismo por una vez. Ahora no me apetece pensar, solamente nadar en el océano de tus iris y escuchar tu respiración en mi boca, porque cada vez que tu lengua choca contra mis dientes, llamándome, me doy cuenta de que bebes mis pensamientos. Pero esta vez la suerte no me acompañará, el mal augurio no se disipa todavía, el intenso calor de la primavera no la evapora como lo hace con las lágrimas de rocío de las flores, sino que una nueva tempestad carga contra mis deseos de tener esperanza. ¿Y para...