No hay duda.

Caminando entre cuchillas afilo mi resistencia, costando cara la firma del vencedor. Qué importará si no hay pluma en el tintero cuando llegue, mi sangre bastará para sellar el valor escribiendo mi propio nombre. 
Decidiré qué río tomar para curar las heridas restantes. Y decidiré el acantilado por donde lanzarme, aún sabiendo que voy a morir o que voy a sobrevivir entre las rocas y las olas.
En los laberintos no se señalizan la salida y queda probar la maraña de caminos. Solo queda el instinto. Estoy entre escoger el camino de rendirme y coger el GPS o luchar con los ojos cerrados. 
Con el fin de construirme. 


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