Espero que esto sirva para algo. 

He arrancado de raíz aquellas amapolas que animaban mi vestido.

Ahora sólo se comprende de cenizas y lágrimas flotantes.

Lo que dije, dicho está, pero no para tus oídos, sino para tus ojos incomprendidos. 

Dibujabas en tu imaginación escenas en contra de la realidad,
 no correspondía a lo que yo sentía.

Camino hacia la puerta de la salida, dejando atrás un reguero de cadáveres ya sin alma, porque ellos fueron las amapolas. 

Y sí, fue culpa mía y te cedo el paso a que continúes con el perdón.

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