Me alegro.  


Los dedos deformados gritaban de dolor y sufrimiento, el sudor recorría el largo del brazo, pero esto tiene un final único, válido y verdadero.

La sabiduría del ser me había impactado hasta hacerme jadear. Tengo que pedirte gracias.

Gracias.

No me trates como una persona poco razonable; para ser una mente racional hay mucho cable suelto, la sociedad se había creado a partir de mojigatos, mojigatos inteligentes.

Corred hacia el pan escondido de detrás de unas manos cortadas, que el esfuerzo haya sido en vano fue hecho para complacer a las grandes bocas llenas de ambición. Callarse es lo último que se podría hacer en cuanto quejas decirse.

Observa como el experimento aclarará la hipótesis. Que esta voz susurrante nadie la escuche.

Gracias de nuevo, es cierto que me acordaré de ti como un gran portador de sabiduría, sabiduría que se había inyectado en mis venas verdosas.
Cúlpame por pensar como una piedra cuando escuchaba tu voz al conceptualizar lo que para mi era imposible en las tempranas horas de la mañana.

La finalidad por la que escribo esta nota más, no sólo es dirigido a una persona en concreta sino que el poder de estas débiles palabras provoquen interrogantes, tantos como ansias de vivir más. Adquirir las respuestas es lo más placentero y eso en definitiva es el motivo por el cual estoy aquí.

Me alegro.

Me alegro de que haya alguien a quien agradecer mis ganas de aprender y más aprendo aún con mi atrevimiento al descubrir vuestros reproches y alegrías.

Creo que llevo pensando desde hace no mucho tiempo en el poder de viajar, tanto física como mentalmente hacia mundos en los cuales aún no se haya roto su magia. Suena inocente, muy inexperto, aún así no me queda otra de quedarme a ver como las olas rompen a llorar, guardando sitio en el banco de enfrente al faro, averiguar si en verdad existe esa alma gemela.

¡Oh! Poetas de la nueva generación y antigua, llenarme con vuestra cultura, con vuestra visión prodigiosa. La mía se ha oxidado, siento pena por los que no aprecian esto.

Letras.

Letras volad, que aún perdura la delicadeza de nuestros sentimientos impregnados de tinta roja.

Un beso. Otro más lanzado al aire.

Que la colcha os abrigue en estado de inconsciencia.


Comentarios