Pérdida en el desierto.

A medio desfallecer, la sensación que desprende el agua, cayendo como una cascada por el esófago, es gratificante.

El desierto había nublado la vista con polvo de arena, provocando una sofocación en los pulmones y una entrada de pánico ante la visión continuada de un mismo plano infinito. Los pasos dados anteriormente habían sido engullidos como la vida en este odioso paraje.

La piel en carne viva a punto de resecarse, se estaba cocinando como pollo a la sartén; los buitres se asoman por la duna y parece que llueve, o simplemente es su saliva alimentando hambre. Ya siente como le picotean los huesos blancos. 

Vaya debilidad ataca su cuerpo a punto de desmayarse, pero no quiere rendirse. Las lágrimas de la desesperación hidratan las mejillas en polvo. A lo lejos ve un oasis, o es otra de sus simples alucinaciones.

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