Modo en silencio

Dedos rígidos, afligidos, intentado salvar el agua de la inminente caída hacia los pies ya encharcados. En cámara rápida: el cuerpo deformado levantaba motas de suciedad antes de su impacto; se esparció como el rumor, y se secó como las hojas en otoño. 
La bella mañana del domingo iluminó la piel ensombrecida, provocando un intenso pinchazo en las pupilas aún dilatadas, el enrojecimiento se extendía desde los ojos hasta las puntas de las orejas. 
El vómito amenazaba con escaparse junto con la alegría.


Comentarios