Una cosa tan insignificante como esa.

Un día tan gris como este hace que la vida simule una agonía, una triste agonía; todo da vueltas sobre un mismo corazón.
Antes me preocupaba lo que la gente pensara de mi, y a día de hoy puede que algunas respuestas me escuezan, pero ¿por qué eso debería afectarme? Yo hago lo mismo, analizo la apariencia  de los demás y casi acertaba, pero aún no atravieso esa barrera trascendente.

Un día tan gris como este hace que las cosas insignificantes adquieran más tonalidad como un coche rojo, como los carteles de los bares y la mezcla de las voces hacen que haya más interés por este cuerpo sin corazón.
Supongo que las pequeñas cosas no son tan poca cosa como las opiniones de la gentecilla y uno a veces no puede hacerse el sordo. Lo siento.
Lo siento por preocuparme por mí misma, soy tan egoísta...

Todos diréis lo mismo y seguro que yo también,que es el enfado del momento, que todo te irrita y tus oídos te pitan. Que en realidad no puedes confiar en nadie y luego crees que tu mismo te estas ayudando a salir del charco o simplemente te estás ahogando en él.

Soy una pesimista, pero sabéis,esto solo es una faceta mía. Algún día llegará mis alegres palabras y me conoceréis un poco más y entonces hasta yo misma me sorprenderé.


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