Silueta definida.

Dibujé tu silueta a contra luz, los pétalos se enredaban en el pelo enmarañado, la ventana estaba abierta y las hojas revoloteaban por la habitación empantanada de colores cromáticos, como pájaros queriendo salir de su jaula de membrillo.

Ese sabor dulce y gelatinoso se deshacía en nuestras bocas. El atardecer condimentaba la escena final. Mi mano huesuda y magullada se deslizaba firmemente sobre el lienzo, la figura perfecta de las curvas de tu cuerpo, sin cortes ni saltos bruscos, emanaba deseo y seducción.

La mirada vivaz proveniente de tus ojos, el cuello delgado y los dedos de las manos finos como alfileres. El placer de observarte se hace inminente e incrementaba a cada exhalo.
Tápate con las cortinas y duerme sobre mi regazo. Ya entrada la noche y este cuadro al fin terminado.


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