El día a día

Ahora muestro las cartas sobre la mesa, y pongo nombre a mis sentimientos y sensaciones. 

Inseguridad, espantada, entró de nuevo por la puerta cuando Ilusión y Alegría entablaban una conversación en el salón. Corrió hacia ellas nerviosa, tirando todo aquello que se encontraba por el camino. El revoltijo en el salón hizo despertar de la siesta a Ansiedad alarmada, tanto que incluso se cayó de la cama.

Las cuatro reunidas en el salón escucharon el problema de Inseguridad, la paranoia que desató comenzó a hacer efecto en los demás, derrumbando a Ilusión y haciendo llorar a Alegría. 

Una tormenta repentina sacudió la casa. Ansiedad empezó a recoger los objetos tirados y a cambiarlos de sitio, como si la tormenta estuviera dentro y pusiera patas arriba todo. Realidad, empapada, llamó a la puerta para poder cobijarse, y cuando Alegría la recibió, por un momento la confundió con su hermana Tristeza. 

En aquella casa de locos, Realidad, la más racional de todos, comenzó a decir las verdades tal como eran, y por un instante animó a Ilusión, pero no podía engañar a Autoengaño, el cual había estado en su cuarto pintando cuadros junto con Rabia. Entre Realidad, Autoengaño y Rabia hubo una pelea tan acalorada que solo a ellos se les escuchaba gritar, mientras que los otros los miraban horrorizados. Finalmente todos, cansados, se quedaron sin fuerzas y cayeron dormidos.

Al día siguiente el sol brillaba de nuevo. Realidad fue la primera en despertarse y no se sorprendió al encontrarse a Ansiedad ya levantada tomándose un café. Ansiedad le confesó que tenía pánico que Inseguridad tuviese razón y que Realidad no estuviese mostrando la verdad completa de la situación. Pero Realidad le tranquilizó afirmando que ella lo sabe todo y cada uno interpreta lo que ella muestra como desee, pero pelearse todos a una solo agrava la inestabilidad entre todos, creando un ambiente oscuro. 

Ansiedad se sobresaltó cuando vio a Confianza aparecer por el marco de la puerta, su aspecto desastroso reflejaba la vida que estaba teniendo enclaustrado en su habitación. 

- No sabes las fuerzas que me estás dando Realidad- dijo con voz ronca la sonriente Confianza.

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