Normalidad

No pudo evitar sonreír a su propio reflejo, sabía lo que le iba a esperar el día de hoy. Se sentía feliz, no podía aguantar las ganas de empezar el día.

Se cepilló los dientes, se lavó la cara con agua fría, se peinó el pelo y las cejas, se vistió, se puso los zapatos y se echó perfume.

Estaba listo.

Salió de casa, cogió el coche, puso la radio, aún era de noche. No había casi tráfico. Llegó a su puesto de trabajo, saludó a sus compañeros.

A media mañana se tomó un café y fumó un cigarro, el humo pegado a su piel fue lo que le delató cuando su compañera se acercó a él y ésta le regañó. Había dejado de fumar hace unos años, pero ese día merecía la pena hacer un poco más de daño a sus pulmones partidos.

Y se sentía tan bien...

El sol poniéndose y él preparado en su coche de nuevo. Comienza su trayecto al karaoke un martes noche. 

Cuando miraba a la gente mientras sujetaba el micrófono, su ser se hinchaba de felicidad. Era la una de la mañana. 

Ese día celebraba su primer día normal.




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