Mente a tierra

No esperé tanta expectación de tu parte. El ambiente olía a excitación y a perfume masculino. Mis pensamientos, enredados en tus dedos, me impedían hablar.
Saboreo del momento dulce de tu atención en mis gestos, en mis movimientos mientras que tu respiración se agita, desando tu cuerpo conocer al mío.

¿Será que desaproveché el momento por haberme hecho de rogar?

Mientras que tu pecho se calmaba, yo soñaba con paraísos al alcance de mi mano.
Mientras que te alejabas de mí con la decepción en tus ojos, yo sentía tu mano apretando la mía. 

Y cuando desperté, la luces estaban apagadas. 

La paciencia no era tu fuerte, ni tampoco la mía. Pero fui capaz de esperar. De esperarte.
Date cuenta de que mi cuerpo paralizado al verte era normal, necesitaba tiempo para acostumbrarme a ti. 

Me di cuenta de que no te fuiste porque creyeras que no te quería, sino porque no aguantabas estar tanto tiempo solo.

Comentarios