El sonido de guitarra amarga.

He dejado  esto un poco abandonado, espero que el tiempo no falte para leer, para hacer lo que realmente queremos hacer al fin y al cabo. A veces pienso que tanta subjetividad derrumba los pilares de mi propia mente desgastada aunque hambrienta de nuevos avances. Aún la roca madre no ha muerto. Aún. 
Y aquí estoy, aquí estamos, ¿o es solo el silencio quien acompaña a mi desvarío? 
Entonces debería irme. 

Sin embargo aquí sigo. Me alegra tanto que el frío se asienta en mis pies descalzos, agrietados e inexpertos; me han llevado  a mundos desiguales que comparten un mismo suelo, pisado por otros más. Supongo que esa temperatura aleja el miedo al sentir que la sangre está desapareciendo o que el aliento ya no forma vaho. Porque no se siente. 
Y ahí está el silencio.
¿O murmullos que finalmente calman el adiós? 



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