Forma pura

Ella tiene la cabeza llena de murciélagos, que vuelan en busca de alimento únicamente por la noche. 

Ella últimamente tiene poca energía por la mañana, le pesa el cuerpo como si llevara cadenas en las muñecas ancladas al suelo.

Los demás pensarán que no habrá dormido bien por la noche. Y no se equivocan. Sin embargo, no es que no haya dormido bien, es que ni siquiera ha dormido en casa. La noche anterior ella cruzó sigilosamente el pasillo que conectaba su habitación con el salón. Demostrando su destreza de pasar desapercibida una vez más. Un cosquilleo de nerviosismo punzaba su estómago.

Cuando llegó al salón se encontró la misma escena de la vez anterior: su padre dormido en el sofá.

Al cerrar la puerta principal empieza a correr.

Ella tiene ganas de encontrarse con él en el mismo sitio de siempre. Se muere de entusiasmo cuando se acerca a un banco solitario. 

Era ella quien le esperaba.

Ella se sentó mirando al frente, una línea de árboles indicaba el inicio del bosquecillo. Lo único que se interponía entre el silencio y ella, eran los latidos de su corazón frenético cuando por fin lo vio.

Un ciervo.

La forma pura de su alma que se reencontraba con ella una vez más.

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