Sigo viva.
Buscando con la lengua el tiempo entre los huecos de los dientes para poder volver aquí, y decir que no entraba más espacio en mi memoria limitada, ni siquiera para expulsar la felicidad que sentía cuando cerraba los ojos y acomodaba mi cabeza en la almohada con alarma incorporada. Se me olvidó escribir.
Ni me acordaba lo que significaba tener tiempo libre.
Así se han desarrollado los días y las semanas.
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