💧🔥

Las horas no se perdían en el reloj que estaba a deshora.
No eran ellas las que corrían en círculos a contra reloj.
No les faltaba el aire y tampoco se sentían desorientadas.
Y es que el tiempo no se toca pero se aprecia.
Siento el frío en verano.
Siento el calor en invierno.
Siento el frescor en primavera.
Siento el picor en otoño.
Cierro los ojos siendo de día, y cuando los vuelvo a abrir me encuentro con el cielo llorando nieve en junio en plena noche.
¿Y entonces para qué soñar?
Un anticiclón mantiene la calma, una borrasca arrastra.
Pero el espacio no se mueve, se transforma.
Pero la tormenta aparece cuando estábamos en calma, arrastrando cuerpos quemados por la lluvia hirviendo en pleno diciembre.

Comentarios