Hace frío fuera

La claridad cristalina, inmaculada, del agua, se convirtió en un baño de sangre de la cual me asusté creyendo en el último día. Mis manos, llenas de heridas, atacadas por cangrejos de río, camuflándose en forma de roca.
Ya sentía el pánico del ahogo en mi boca, bajando por el esófago, instalándose en mis pulmones. Era el momento de salir o quedarse dentro, inmaculada.
Burlé a la muerte por el instinto de supervivencia, que punzaba mi cuerpo,impulsándome para coger aire en un mundo donde ya no hay oxígeno.
Comentarios
Publicar un comentario