Refugio
Me quedé paralizada dentro de mi mente en blanco. Mientras, tu ponías poco a poco los muebles cerca de las paredes, colgabas cuadros con flores dibujadas, y en el centro de la estancia una alfombra que cubría todo el suelo, para cuando andemos con los pies descalzos.
Ahora parecía otra cosa, pintaba de otra manera.
Ya no hacía frío.
El vacío dejó de existir, en su lugar se instaló el abrazo de la tranquilidad. Un anhelo al fin satisfecho.
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