Pensé que te habías ido.

Uñas mordidas,
respiración que se acelera,
presión que empuja a la paciencia
entre la espada y la pared. 
Solo era mis ansias de libertad
que muerde cuando el lazo corta
la piel, 
(la piel de mi cuello)
y duerme,
duerme cuando la inconsciencia 
me droga,
y vive,
vive cuando aspiro el aroma 
de la felicidad equívoca.


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