Habrá solución.

Ahora lo tengo presente. Más que nunca. La Ley de la Gravedad también tiene efecto sobre mis sueños hechos jirones en el suelo. Los había dado de sí, tanto que podía palpar la realidad de aquellas visiones inverosímiles.
Sí, tenía razón. Tanta lectura me ha servido para olvidarme y reencontrarme con mi verdadero yo: aquel que sigue intentando respirar por encima de los demás que intentan interponerse en mi cabeza.
Lucho y lucho.
Un personaje muere entre mis costillas (tenía fe en que sobreviviría). La muerte llega hasta los nombres derramados en tinta portadores de vidas, de cuerpos y miles historias.

Hoy, una vez más, he contado la mía.

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